Como había sido un éxito el Campeonato Intergaláctico Universal de Fútbol, ahora iban a jugarlo en un nuevo planeta
que había descubierto. Tenía todas las garantías para las inversiones, y las
empresas, junto a sus ejércitos ponían la seguridad para el campeonato de
fútbol. Los estudios sobre las ganancias que iban a dejar solo circulaban entre
las empresas inversoras (el balance billonario nunca se mostraba). Las primeras empresas transgalácticas, eran las que habían puesto mayor capital, en oxigenar ese
planeta con plantas que adaptaron, como lo habían hecho en Marte hace una
decena de años; donde luego transportaron a todos esos grupos de ejecutivos y
sus familias, más todo el equipo cibernético y nuevas naves.
Pocos iban quedando en la Tierra. Toda esa inmensa población
ya estaba distribuida en otros planetas del sistema solar, acorde a sus niveles
de producción. Pero lo que más le interesaba a esas empresas y sus cuerpos militares de seguridad (aparte de invertir en el Fútbol de Galaxias) era la energía: el combustible de donde sacar
para mantener ese inmenso aparato de máquinas y armas que habían expandido por
el sistema solar, que querían seguir expandiendo. A las masas había que
tenerlas entretenidas entre el espectáculo y el deporte. Invertir en nuevos
planetas era mostrar como la técnica y la ciencia trabajaba para la creación de
nuevas ciudades, estadios de fútbol, donde antes había solo desiertos y no existía
el oxígeno y el agua.
Carlos Liendro
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