martes, 17 de noviembre de 2020

ODILE Y MALRAUX

 






Si mal no recuerdo llegué a conocer a Odile Baron Supervielle, por Jorge Cruz (1). En esos momentos Cruz era editor de literatura del diario La Nación. Y a él llegué por unos trabajos que estaba haciendo sobre la obra de Albert Camus. Me dejó el teléfono de la periodista que escribía para  el suplemento literario. No la conocía y no había leído nada de ella. Creo que nos encontramos a hablar por un bar cerca de su domicilio y me puso al tanto de sus entrevistas y sus viajes al gran centro cultural que era París. Con una gran humildad, que siempre me asombró, contaba sobre personas que había conocido y me dejó contactos para visitar y entrevistar escritores en Argentina. Uno de los primeros fue José Bianco (2), quien había sido secretario de redacción de la revista Sur de Victoria Ocampo. En un departamento modesto, Bianco me contó cuando lo visitó a Camus en París. Lo invitaban a comer en su casa, y conoció a su esposa, Francis Faure, recién llegada de Argelia, quien preparaba la comida. Me sorprendía la sencillez con que relataba el haberse encontrado con Camus, antes de recibir el Nóbel, por la década del 50. Lo había conocido antes, cuando el autor de ‘La peste’, había estado en Argentina, invitado por Victoria Ocampo y vivió en la casa de San Isidro.

Odile una vez me presentó a  poetas uruguayos, no me olvido, porque era cerca del fin de la Guerra de Malvinas, y debatíamos sobre lo que vendría. Esa vez fuimos a ver una obra de teatro. Nos consiguió las entradas de la actriz uruguaya China Zorrilla (3). Era ‘Emily’, sobre las cartas de la poeta norteamericana Emily Dickinson. Charlamos con China antes de su representación, con esa modestia que caracteriza a los uruguayos. Odile había nacido en Montevideo, en ese tiempo no lo sabía. Como nunca había relacionado su nombre con el Banco, sí sospechaba que tendría algún parentesco con el poeta francés Jules Supervielle (quien era su padrino). Luego leyendo uno de las historias sobre ella, comprendía la leyenda de la llegada de su abuelo de Francia, donde el barco naufragó y llegó hasta las costas de Uruguay.

Todos los años recibía su tarjeta postal de navidad (las tengo en mis archivos). Era una persona muy creyente, y seguíamos hablando de libros. Le había comentado sobre un artículo de Gloria Alcorta (4), en cómo había conocido a Albert Camus en Francia. La anécdota se puede resumir, en que ella había leído sus dos novelas y esperaba- por ese mensaje moral que aparece en sus personajes- a un hombre mayor de traje raído-. Cuando preguntó si Camus había venido a esa fiesta que se hacía en el salón de una embajada, él mismo le dijo, que era un señor bajito que andaba por  otro salón. Veía a ese hombre más parecido a Humprey Bogart, que se reía por los rincones. Igual que Victoria Ocampo, pensaba que el autor de ‘El extranjero’, tenía mucho de parecido a cualquier escritor porteño, en la manera de hacer esas bromas. Mucho no le había gustado ese tipo de chistes, lo dejaba claro en el artículo. Odile lamentó que Alcorta no estuviera en Buenos Aires, ya que venía de vez en cuando, pero estaba más en París, y que era una persona accesible, y no tendría problemas en hablar del Camus que conoció. Así era ella, atenta ante preguntas del mundo literario local y de quienes podía contactar por ese tiempo.

Había terminado de leer ‘Los conquistadores’ y ‘La condición humana’. Sabía muy poco por ese entonces del autor: solo que esas novelas están ambientadas en China. Son las rebeliones, torturas y asesinatos de militantes. Algo tan lejano para la Europa de la década del 30, pero que vivirían en carne propia diez años después, con la ocupación de Francia. Cuando supe más de el autor del premio Goncourt de 1933, y que había luchado en la Guerra Civil española, como comandante de una escuadrilla de aviones en 1936 (5): Odile me dijo que lo había conocido. Ese gran escritor, aventurero, hombre de la resistencia francesa, ministro de cultura era André Malraux. Había llegado a nuestro país en una gira que realizó por varios países Latinoamericanos, que incluían Argentina, Chile, Brasil, como Ministro de Asuntos Culturales. Victoria Ocampo había traducido algunos de sus libros y artículos que le enviaba el escritor, antes de la Segunda Guerra Mundial. Luego siguió con varios tomos que continuaron su ‘Antimemorias’.

Cuando Malraux visitó Buenos Aires, lo llevaron a recorrer el cementerio de La Recoleta. Odile estaba indignadísima: “con todo lo que tiene Argentina para mostrar solo lo llevaron ahí”, me dijo. Y creo que fue en ese momento que el autor de ‘La esperanza’, pronunció aquella frase célebre sobre nuestro país: “Buenos Aires es la capital de un Imperio que nunca fue”. Tantas resonancias tiene esa frase, como aquella, que en el momento de la prohibición del peronismo, el general De Gaulle, al visitar nuestro país en 1964, era visto como el general Perón (6).

Odile no solo tenía conexiones internacionales. Aquí era conocida de Borges, Sábato, Mujica Lainéz, Marechal, Mallea: la mayoría de los que escribían en la revista Sur; en Francia había entrevistado a Jacques Lacan, Susan Sontang, Margarite Duras; y todo lo contaba con una sencillez (que en estos tiempos ya no se escucha para nada). Por eso entendí esa gran alegría que había puesto en palabras cuando  el ex Ministro de Cultura de De Gaulle, le dio unos cinco minutos para una entrevista; que por supuesto duraron mucho más.  Allí relataba que lo había encontrado escribiendo uno de los últimos tomos de sus biografías (porque Malraux, parece que hubiera tenido más de cien vidas). La había recibido una sobrina de la última pareja de André, Louise de Villmorin. Con quien habían estado juntos en los 60, con el Malraux, que restauraba museos, que generaba políticas de cultura para el cine, la música, el teatro, la ópera. Y que viajaba llevando a la ‘Mona Lisa’ por todos los museos donde lo invitaran. Sophie de Vilmorin, era quien cuidaba de Malraux. No solo era su secretaria. Odile dice muy escuetamente en ese artículo, si no había algo más en esa pareja, a pesar de los treinta años de diferencia: Al verla tan joven y bella -explica- me pregunté si no era algo más que la secretaria de Malraux. Esa pregunta, que por supuesto no formulé, quedó sin respuesta hasta ahora, hasta que he leído su libro”. Sophie editó ‘Aimer encore’ contando también ese complicado tiempo (7). Odile falleció 40 años después de Malraux (en1976); fue reconocida por suerte como periodista y escritora  y premiada por la amistad argentino- francesa, en crítica y divulgación.

Carlos Liendro

edita en facebook: 'El diccionario de Malraux'

Notas:

(1(1)   Jorge Cruz (1930- ), trabajó y dirigió el suplemento literario de La Nación, hasta su retiro en 1996. En el 2002 fue incorporado a la Academia Nacional de letras y es actualmente integrante de la Academia Nacional de Periodismo desde 2003. Ocupa el sillón dejado por Victoria Ocampo.

(2(2)  José Bianco (1908- 1986). Fue periodista y traductor. Integró parte del círculo de la Revista Sur. Intervino como jurado en el Premio de las Casas de las Américas. Desde allí hubo un distanciamiento con Victoria Ocampo. Su novela ‘Las ratas’ es una de las más conocidas.

(3(3)   Concepción Matilde Zorrilla (1922- 2014), actriz de teatro, cine. Integró  la compañía de teatro de Margarita Xirgu. Vivió en Inglaterra, New York y Francia. Hija del escultor José Luis Zorrilla de San Martín. Nieta del  embajador plenipotenciario del Uruguay Juan Zorrilla de San Martín. Cuando fue el golpe militar en Uruguay en la década del 70, se quedó trabajando en Argentina. En 2008 recibió el Premio de ‘Caballero de las Artes y de las Letras’, del gobierno francés.

(4 (4)  Gloria Alcorta (1915- 2012) Su libro ‘El hotel de la luna’, donde retrataba el estilo de vida de la oligarquía argentina, la hizo enfrentarse a Victoria Ocampo.

(5(5)  André Malraux (1901- 1976). Va a la zona de Indochina como arqueólogo. Es acusado de robar estatuillas de los templos Khmer (que pertenecían a las colonias de Francia en la región) y paso un año en prisión. Se conecta con los grupos anticolonialistas, funda un diario y como periodista de la región se mueve también en China. Allí conoce las revueltas del  partido comunista chino, en 1927. Sus militantes son traicionados, torturados y asesinados. Eso cuenta en sus dos novelas, editadas en 1928 y 1933. En 1936 ya estaba interviniendo en la Guerra Civil española como militante antifascista del lado republicano. Durante la ocupación de Francia por los nazis, será parte de la resistencia, armando el escuadrón Alsacia- Lorena que liberará ciudades del norte.

(6(6)  El general De Gaulle en su estadía por Argentina. visitó la fábrica Renault en Córdoba. En su comitiva estaba el Ministro de Asuntos Culturales, quien era tan requerido como el presidente de Francia. La seguridad era muy fuerte. La charla que debía dar De Gaulle en la Facultad de Derecho se restringió a unos pocos. La CGT había dado la orden de concurrir a los actos de De Gaulle. El gobierno radical reprimió en las calles con gases lacrimógenos.

(7(7)  Malraux, luego de ser ministro no se quedó quieto. Los conflictos entre Paquistán y la India, y las atrocidades de las muertes de inocentes por parte de los paquistaníes lo llevaron a tomar partido por organizar  un grupo para ir a Bangla Desh, en 1971, como lo hizo en la Guerra Civil española. El conflicto se solucionó con la independencia de Bangla Desh. Hoy hay plazas y lugares de Universidades que llevan su nombre.




jueves, 8 de octubre de 2020

LAS ESTRELLAS DE HOLLYWOOD NO MUEREN EN LIVERPOOL

 


Las estrellas de Hollywood no mueren en Liverpool

Podría hacerse una simple recensión del libro autobiográfico de Peter Turner, escrito en 1986, sobre los últimos días de una estrella de Hollywood caída en el olvido. Ese libro luego fue llevado al cine, por la productora de las películas de James Bond; Tuvo una interesante repercusión en festivales de cine (Europa, Canadá) y muchas nuevas generaciones volvieron a enterarse quien era Gloria Hallward, más conocida en la década del 50 (en el pináculo de su fama) como Gloria Grahame.

Había nacido en Los Angeles- California un 28 de noviembre de 1923, hija de un arquitecto inglés y de una madre escocesa. Fue criada en la religión metodista. En 1944 hizo su primera película para la Metro Golden Meyer. Siempre fue una actriz del conocido ‘cine negro’. Su carrera en la meca del cine podemos ubicarla entre 1944 y 1955. Estuvo nominada para el Oscar en dos ocasiones. Primero por ‘Fuego cruzado’ como actriz de reparto. En 1952 lo gana por ‘Lo malo y lo hermoso’: premio de la Academia a la mejor actriz de reparto. Su fama y cotización comenzaba a aumentar. Desde que gana el Oscar también comienzan varios de sus infortunios. En la fiesta del recibimiento del Oscar (con toda la pompa que siempre se hizo en las entregas), las revistas de espectáculos, no la trataron bien. La acusaron de estar borracha, cuando trastabilla antes de subir a recibir el deseado premio. Luego esperaban que dijera algunas palabras y solo dijo: gracias. Eso sirvió para que en esas revistas siguiera el comentario de en qué condiciones estaba.

Una de sus últimas producciones con trascendencia para el cine fue un musical: Oklahoma!. La gente estaba acostumbrada a verla en personajes de ‘mujer fatal, dentro del clasificado cine negro. La crítica la castigó duro. Era lo opuesto a la imagen de Marilyn Monroe. Si bien la figura de Marilyn era de rubia ingenua en papeles de mujer sexy, Gloria lo era en papeles de mujer sensual dentro de lo dramático  y trágico de las historias que hacía para cine. Poco a poco fue dejando el cine para volver al teatro. Ya se había casado con el director de ‘Rebelde sin causa’ (Nicholas Ray, guionista, actor), a quien conoció cuando la dirigió en ‘El secreto de una mujer’ (1948). En 1959, con el film ‘Probabilidades contra el mañana’, deja de actuar en cine, pero volverá en 1966. Hollywood tiene mucho de inquisición en materia de subir o bajar a sus estrellas.




La primera película en la que vi a Gloria Grahame, fue ‘En un lugar solitario’, junto a Humpry Bogart. Fue por cable, en esos ciclos que pasan películas de los 50. El guión la muestra en un papel de mujer enamorada de un escritor de guiones, que es sospechado de matar una mujer; ya que él relata desde lo imaginario cómo pudo haber sucedido. El film tiene el suspenso y dramatismo que da también el cine en blanco y negro, y Bogart realza el papel de serio y duro. Ella aparece sensual con la cámara que recorre sus gestos y su rostro, en papel de mujer que sostiene a su amante, pero que duda sobre el final cuando él le propone irse a vivir juntos, y ve escenas de violencia con que reacciona ante situaciones que comparten en la calle y con amigos.  En la segunda película que pude ver fue con Glenn Ford. Allí hace de una mujer víctima. Está casada con un tipo alcohólico y violento (Broderick Crawford), que mata por celos a un conocido de ellos en un tren. Esa película era ‘Deseos humanos’ (1954) y fue dirigida por el director alemán, Fritz Lang.

La moral sexual por aquel tiempo terminó de enviarla a la hoguera, al saberse (no por las revistas) que separada de Nicholas Ray, ella comenzó a salir con el hijo de éste. Las denuncias y acusaciones, era que lo había seducido a los 13 años. Gloria, se había casado cuatro veces y tuvo cuatro hijos. La historia de ‘seducción’ y de lo que allí derivó, la desmiente en su libro Peter Turner (podemos decir última pareja de Grahame), diciendo que esa versión la hizo echar a correr Nicholas Ray. Con su Hijo, Anthony Ray se casó en Tijuana- México en 1960 y tuvieron dos hijos.



En 1974 le diagnosticaron cáncer de mama. Gloria dejó de fumar y  de tomar alcohol. Se trató con remedios homeopáticos. Una versión comenta que tuvo muy mala atención terapéutica, el médico que la atendió realizó una punción dejando líquido dentro del área. En 1980 el cáncer regresó. No quiso tener atención y se fue a trabajar en una gira teatral por Inglaterra. Allí conoce a Peter, y comienza una relación que luego ella concluye. No quería comentarle sobre su enfermedad. Pero en 1981, vuelve a comunicarse y va a Liverpool, a ayudarlo para un papel teatral, que su amante debe representar. Lo único que le pide es que no le avise a sus hijos y familia de su enfermedad. Peter no lo hace caso y pone al tanto a los suyos,  sobre la salud de la actriz. La lleva a vivir a la casa de sus padres, y la cuida. Luego llama a los hijos de Gloria y estos la llevan de vuelta a EEUU, donde muere a los pocos días a los 57 años. Parecía un drama escrito para el cine en blanco y negro. La película sobre el libro de Turner se estrenó en 2017, se filmó en colores y lo interpretó la actriz Annette Bening.

Cuando se supo que Marilyn Monroe, iba a Inglaterra a analizarse con la hija de Freud, Anna,(y que luego donó para su institución parte de su fortuna); se comenzó a buscar qué artistas de Hollywood, formados en escuelas de teatro de New York, practicaban el psicoanálisis. No se sabe si Gloria tuvo terapia psicoanalítica, pero sí que quiso vivir desesperadamente hasta último momento y siguió buscando  sin resignarse, alguien que la quisiera.

Carlos Liendro

miércoles, 30 de septiembre de 2020

De cómo llegar de un autor a otro y a otro

 







Quiero comenzar por decir que estas mínimas tesis tienen una contra tesis. Esta última la puedo definir más rápido: estaba escrito que debía llegar a esos autores. Es lo que los griegos antiguos nos hablaban del destino. Pero quiero comenzar por el principio.

Leyendo el libro ‘Soldados de Salamina’, que estaba entre la pila de novelas que dejaba para las vacaciones, de Javier Cercas (1), podemos decir que me impactó el giro que tomó en la tercera parte. Allí aparece Roberto Bolaño, como un personaje que entrevistan y cuenta una historia que le permitiría resolver el final de lo que venía escribiendo el mismo Cercas. Fui a buscar entre unas novelas que había sacado una editorial los domingos, por medio de un diario, para ver si estaba ahí algo de Bolaño. No había nada. Estaba la crema de la última horneada de escritores mexicanos, españoles que son traducidos a varios idiomas. En esa parte el autor de ‘Soldados de Salamina’ ubica a Bolaño más que como un héroe. Luego entiendo que el autor de ‘Los detectives salvajes’, ya era famoso/ célebre, por sus libros y todos los concursos que ganó y de los que vivió en España, luego de venir de México. Lo que no me tragaba era como ya en la leyenda lo colocaba con los sucesos de Chile del 73 (2). Esto de ser prisionero de Pinochet, conocer la guerra, y el fascismo Latinoamericano. El autor lograba ese efecto. Nos venía relatando sobre los últimos días de la guerra civil española en 1939, y de determinados personajes (como el falangista que es el personaje central en la primera y segunda parte del libro) que quedan ambiguos ante las nuevas generaciones, o de aquella profunda idea/ sentimiento que queda, cuando los pueblos están divididos. Tal vez ahí está el secreto del libro. Buscar una salida a algo tan complejo que cala hondo en la cultura, la política y la historia. Cómo el éxito del libro de Cercas, le dio fama, poco leí sobre una crítica a una técnica de estructura en mostrar cómo aparecen y se desenvuelven los personajes dentro de un esquema de valores. Y ya me ponía en guardia en la edición de ese libro la contratapa, con la recomendación de Varguitas (Vargas Llosa), el adalid de la derecha literaria en estos tiempos.

Busqué entonces ante esa duda, qué había hecho Bolaño, y reconociendo que no tenía ningún libro y que solo había leído algo de poesía (3), algún cuento y entrevistas en los suplementos y revistas literarias. Hasta ahora no leí una novela. Él había salido de Chile muy joven y fue a México con su madre. Quiso volver para integrarse en el cambio que estaba haciendo Salvador Allende, luego que ganó las elecciones en 1970. Pero Bolaño llegó en agosto del 73, antes del golpe. Luego fue a visitar a un amigo y lo detuvieron por 8 días. No por ser partidario de Allende. Después volvió a irse de Chile como había llegado. No sé si Cercas buscaba ese efecto al relatarlo en la tercera parte del libro, pero dentro de la estructura que venía describiendo, lo lograba.

En síntesis, de esta primera parte: me acerqué a otro autor como Bolaño. Comprendí donde había escrito su poesía, junto a su amigo mexicano (Mario Santiago, que había creado ‘El infrarealismo’), las internas con los grupos literarios y las ‘mafias’ editoras de México (como sucede en todas partes del mundo), y de su salida otra vez para otro país. Lo vi en sus entrevistas que están en esa nueva ‘biblioteca de Alejandría’ que es Google. Entrevistado por sus coterráneos que le sacan el jugo para hablar de poetas chilenos: Nicanor Parra, Enrique Symms, Gabriela Mistral, Neruda; de cómo admiraba a Borges y a Julio Cortázar. Últimamente en su leyenda llegan hasta comparar algunos de sus libros con Rayuela.

En esos videos, encontré una charla que dio Alan Pauls sobre Bolaño. Era ahí donde se animaba a hacer como una especie de ranking, luego de ‘provocar’ (Bolaño) en alguno de sus ensayos preguntando: ¿qué quedaba de la literatura argentina luego de la muerte de Borges?. El ranking lo componía: Osvaldo Soriano, Lamborghini, y ya antes había citado algo de Arlt (en esa tesis clásica de ser la contracara de Borges, en las décadas del 20 y el 30). Lo que Pauls si resaltaba era qué había en los libros de Bolaños con los de Borges. Y plantea que ‘La literatura nazi en América’, aparecida en 1996, su tercera novela- era- no un plagio- pero sí tenía la misma estructura que ‘Historia universal de la infamia’ de don Jorge Luis.

(continuará)

Carlos Liendro

(1)   El ensayo Una mirada desde la fenomenología de la novela Soldados de Salamina

(2)   Teniendo en cuenta cuantos escritores, cineastas, gente, de la cultura tuvieron que salir al exilio luego del golpe de Estado del 11 de septiembre.

(3)  Algo de su poesía aparece en el blog: ‘Lamiéndose como un gato’

 



sábado, 22 de agosto de 2020

Rodolfo Fogwill ó para sumarme a los diez años de su recuerdo

 Fogwill y la motosierra que su mamá le puso en las manos – HumanidadHoy: Diez años sin el inquieto Fogwill | Diario de CulturaFogwill, la literatura y las recomendaciones para no ser Marcel ProustFogwill, el escritor salvaje (entrevista) [artículo] Leila ...Vivir afuera - Megustaleer Argentina

Pasaron diez años de la muerte de Fogwill, y veintiséis años desde que cursé una materia que él daba en la Facultad de Psicología- UBA. Era:  Técnicas de propaganda y Mercado. Era sociólogo, y de eso conocía bastante. Había creado su agencia de publicidad, y vendió bastantes jingles. Poco yo sabía de eso en ese tiempo. Para mí el profesor que tenía adelante era el que escribía en revistas de rock y de cultura, en la naciente democracia del Alfonsín. 

Le pregunté una vez en voz baja: por qué ponía esa cara de Salvador Dalí, para las fotos de sus notas. Me miró y no dijo nada. Tenía esa simplicidad, esa manera directa de hablar  y no estaba en pose, como los psicoanalistas- profesores que iban a buscar pacientes más que alumnos. Cursábamos a la noche en esas aulas de la avenida Independencia, que antes había pertenecido a Filosofía y Letras. Tenía su grupo de aduladores, pero para mí era un profesor más y aparte era una de las últimas materias que me quedaban para recibirme, y creo que ya no me aguantaba más la facu. 

A veces me recuerdan esa anécdota que pasó en la cursada: se había caído un banco. Se sintió un fuerte ruido y un tornillo quedó girando en el piso. Lo levanté, me acerqué su escritorio y le dije- ya en voz alta-: “se te cayó”. Unos pocos se rieron contenidamente y los otros de su clan, me fulminaron con la mirada por haber profanado al Totem. Otra vez  ni se inmutó, siguió dando su clase tranquilo.

Un compañero de cursada de otras materias, no lo quería. Lo mencionaba y se enojaba, porque decía que estaba loco. En una reunión había dicho que los alumnos de psicología y los profesores que iban a dar materias que se cursaban en el hospital Borda, deberían aprender artes marciales para su defensa. Cada vez que voy al hospital siempre me acuerdo de esa anécdota. Mi ex compañero, no conocía esa cara de provocador, con unas dosis de cinismo. Después lo comprobé en su literatura: esa cuestión necesaria de realidad para este país. 'Los pichiciegos' es una manera de conocerlo (para quien no lo leyó nunca).

 La última vez que lo vi fue en un bar de la Biblioteca Nacional. Estaba tomando algo con una mujer joven o tal vez después me di cuenta que le estaban haciendo un reportaje. Creo que le dejé una revista (todavía no tenía libros editados). No me acuerdo tampoco porque hablamos de Wilhelm Reich. Ahí me contó que él conoció al único psiquiatra argentino que había estado en Maine, con el único discípulo que Freud expulsó por ser comunista y asociar sus ideas del psicoanálisis a la revolución. Le decían a este psiquiatra argentino- que estuvo entre los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina-  'el tarta'. Fogwill le alquilaba un departamento y luego lo veía navegando por el Tigre.

Creo que antes me lo crucé por la Biblioteca Goethe, en la avenida Corrientes. Entró con ese impermeable y la mirada media perdida, me saludó automáticamente, y no creo que se acordara que fui su alumno. Lo que sí recuerdo o recordaré siempre, que cuando me devolvió mi trabajo, que le había dejado para aprobar su materia, me miró y me dijo: está muy bien escrito. Debo reconocerlo ahora pasado tantos años, que fue uno de los pocos, en aquel antro universitario, que puedo decir, me alentó a seguir escribiendo.

Carlos Liendro

 


sábado, 8 de agosto de 2020

EN ESTADO DE POESÍA

 Griselda García: Jorge Rivelli, besame la frente...Madrigal del diabloalpialdelapalabra: Jorge Rivelli: la carta de tuñon y el colofón ...La mosca de Virgilio - Periódico EL APOGEO

Por Fabián Dominguez

Jorge Rivelli, el escritor que vive en estado de poesía, violó la cuarentena, escupió en la cara al Covid 19, salió del hospital, se subió a su bicicleta y se fue pedaleando por una calle que termina en bar. No se escapó, la huesuda lo buscó el domingo 14 de junio, un día después del día del escritor. Ahora sé, con tristeza, que si el teléfono de casa suena a la medianoche no será él.

Lo conocí hace dos décadas, cuando él vivía en Del Viso y, junto con Alejandra Mendé, su pareja, pedaleaban por Lisandro de la Torre. Golpeaban casa por casa para ofrecer las dos revistas que editaban: La Juntaluz, sobre cultura local, y Omero poesía, sobre los poetas de aquí, allá y todas partes. Nunca pasó por Puán. Su poesía estaba entre Borges y los bomberos voluntarios de la Boca, entre Mozart y Pity Alvarez, entre Picasso y el pintor de paredes de Villa del Carmen. En 1954 pisó Vicente López por primera vez y se dedicó a vivir cuatro décadas, hasta que descubrió la poesía. Militó en el PC algún tiempo y no enloqueció ni con Marx, ni con Lenin, sino con Maiakovsky y los poetas soviéticos, no solo leyendo sino también escribiendo. Cuando superaba en largo los treinta años, varios hijos y se había bebido la vida, publicó sus primeros poemas.

La década menemista lo provocó y sus textos tenían ritmo de videoclip con poemarios como Tiempo para matar, Movimiento en fuga y Trompe l´oeil. En 1997 sale Hebra mojada, escrito a dos manos con Alejandra Mendé, y en 1999 crea la revista de poesía Omero, que va a dirigir durante una década. En 2004 publica  Matambre, una serie de poemas más cerca al punk rock que de las oscuras golondrinas de Becker; y al año siguiente gana el premio Fondo Nacional de las Artes por Las calles terminan en los bares. Bukowsky, Waits, Ferlinghetti, Ginsberg fueron sus primos lejanos, y acá Juan L. Ortiz su modelo y César Fernández Moreno la voz de su generación. Los cuadernos donde están escritos sus poemas son prolijos, con una letra clara, sin dejar dudas sobre lo que quería decir. Descubrió una birome Pelikán que le resultaban cómodas por su trazado, su tamaño y estética. Platos de agua/copas de fuego es de 2012 y luego vendrán Baila baco baila, Manhattan Gandhi, Barfly, Venus viagra & violetas. En marzo del año pasado lo visité en su casa, y tenía sobre la mesa un poemario de largo aliento donde visita el infierno y a Dante: Madrigal del diablo. Intercambiamos libros, autógrafos y me regaló la Pelikán que estaba usando.

Además de escribir, ¿de qué trabajas?-, fue mi pregunta idiota, pequeñoburguesa, el día que lo conocí.

-El capitalismo siempre te reclama un trabajo como para justificar tu presencia en el sistema-, se mató de risa, mientras besaba gozoso el borde de una copa. Tiempo después fue el anfitrión de la casa de la ruta 26 para escuchar a Humberto Rivas y su obra de teatro sobre Nijinsky.

Intenso, rítmico, rabioso, sarcástico, juguetón es el sello de la escritura de Rivelli. Poeta urbano, donde la agitación febril del asfalto está presente. Cuando recitaba era rotundo como un trueno y dejaba en silencio a los que escuchaban. Sus lecturas eran el goce de la belleza pero a la vez la arenga para disfrutarla desde cualquier ubicación, ya fuera el Malba o un Mc Donald, desde la calle de tierra de Alberdi o la vieja ruta 8. Si los oídos no estaban preparados para la provocación el lector distraído podía quedar fuera del juego político, histórico y social, porque esa poesía no se evadía de la realidad sino que iba hasta lo sublime y gangrenoso de lo cotidiano.

Un día pasaba frente a la estación y vio que de un supermercado salía un flaco desgarbado, con un buzo holgado.

-¡Flaco¡ Te quiero regalar esta revista de poesía-, le dijo a Luis Alberto Spinetta, quien vivió una temporada en un barrio cercano, junto a su novia modelo. El Flaco lo saludo afectuoso, charlaron de poesía, y cada uno le firmó un autógrafo al otro.

Cuando fue a la feria del libro de Junín un grupo de chicos compraron sus libros, y luego se enteró que a sus poesías le pusieron música de murga. En la feria del libro de Buenos Aires, a cargo de un stand, llegó a vender más de cien libros propios, convenciendo a los compradores dudosos.

-Este libro molestó a muchos políticos, y su autor murió de tristeza. ¿Recuerda la gran quema de libros en la plaza de Anillaco?-, mentía convencido, mientras la mujer se conmovía y sacaba la billetera de su cartera.

Cuando cerró la revista Omero, abrió el blog cainabella, y los días pares de la semana, a las 10 de la mañana, subía un poema y una escueta biografía del autor, sin repetir ninguno de los dos, superando mil poetas/mas. Rivelli era un hippie viejo, una mezcla de comunista, trotsko, anarquista y kirchnerista que, como todo hombre bueno, solo quería que el pueblo viviera feliz. No era el Bukowsky criollo, ni Discépolo resucitado, sino el Rivelli que este tiempo reclamaba. Hay una decena de libros desde donde nos habla, y seguro que vendrán otros, entre ellos La metáfora o una ficción en la ciudad de los pájaros, escrita a dos manos con Alejandra Mendé, en homenaje al pueblo de Del Viso.

Mis amigos, que no leen poesía ni conocían a Rivelli, recuerdan siempre el día que me acompañó a presentar un libro sobre Walsh. En esa mesa también estaban Julio Azzimonti y Hugo Alba. Antes de la presentación Jorge, que sabía que las calles terminan en bares, visitó a viejos amigos. Un rato antes de la presentación lo vieron entrar a un bar, pedir un vino, leer un poema en voz alta, recitar un segundo texto parado en la silla, y después el tercero, arriba de la mesa y a viva voz, con el aplauso de los parroquianos y el vino derramándose entre los labios. Así, bien regado, fue a la presentación.

Los biógrafos gustan describir ese momento último donde se escuchan las palabras póstumas del héroe. Jorge se reiría en tono burlón al recordar el mito de la batalla que cerró con un “muero contento, hemos batido al enemigo”; o al creador de la azuliblanca diciendo “hay Patria mía”. Seguro le parecería más lógica la versión de Walsh recordando al soldado que moría en la vereda de su casa, en la madrugada de 1956, gritando “no me dejen solo, hijos de puta”. Jorge cerró su último libro con la descripción de ese momento: “en el fin de la noche el grito de los dioses/ me da la voz para cantarle a mis muertos”.

¡Salud compañero¡ Te fuiste, te extrañamos y eso marca cuanto te metiste en nuestros corazones…

Fabián Domínguez: Profesor de Historia, periodista. Ha escrito sobre Rodolfo Walsh y sobre investigaciones en la Región de desaparecidos. Su último libro es 'Tierra de sombras'

Un 8 de agosto, para el Poeta

Cuando iba terminando julio, invité a unos amigos y escritores que conocieron al poeta Rivelli, a que envien unas líneas, un poema, algo que lo recuerde el día de su cumpleaños.: 8 de agosto. Hubiera cumplido 66 años, si el calendario no me falla. 

Por la primera semana de agosto, recibo por facebook, no sé de quien, esta imagen que ven abajo. Era de su escuela secundaria de Vicente López, donde dice que él dibujó el logo- cartel que se realizaba para los egresados de ese año. Alguien abajo le puso: "yo hice un taller con él"

Cuando Jorge Rivelli nos contó que había ido al Colegio Nacional de Vicente López, y que eran los tiempos donde tomaban las escuelas, con la llegada del 'peronismo de Perón', de los montoneros, de la izquierda, el ERP; le conté que el primo de mi esposa había ido a ese colegio y que había estado en la toma. Allí también iban muchos hijos de funcionarios y militares, todos de la derecha restauradora de este bendito país. Entre Rivelli y el primo de mi mujer nunca se conocieron, pero las historias de esa épica toma eran las mismas. Iban en divisiones diferentes. A su vez mi esposa era de la generación que entró el primer día con la escuela tomada; en el 75 y 76 vieron las consecuencias del aquella libertad del 73, con sus compañeros desaparecidos y muertos, que las Tres A, arrojaban por la Panamericana.



Entonces fue en San Miguel, donde conozco al poeta, en un círculo de escritores que se estaba conformando por aquellos años de fines de los 90. Me invitaron luego a participar en varias de sus actividades que tenían por Del Viso, donde junto a Alejandra Mendé, realizaban actividades culturales.. Mucho de esas historias las plasmé en el libro 'Atravesando el siglo'. 
Aún no estaba el whatsApp, así todo lo que se me ocurría en materia de 'comics'- historieta, lo hacía en papelitos que encontraba, para luego armar una serie de viñetas que circulaban de mano en mano, con personajes locales. 
Se llamaban 'Los mindurrys'. El modelo era Allen Ginsberg, y era una pareja de escritores, moviéndose en un mundo cultural que les era adverso. Era la terrible crisis del modelo liberal que dejaba Menem- Cavallo y que continuaría De La Rúa. Nada para la Cultura. Pero ellos le ponían toda la fuerza de la resistencia. Por eso después se me ocurrió dejar un testimonio de su militancia cultural, en un documental que llamé 'La cultura de la resistencia'. Ahí ponían su voz, recitando sus poemas y escritos; como también las voces de periodistas y de otros escritores, más toda la movida de teatro que se hacía por Del Viso.


Los sueños dejaron de tener el mismo significado que tenían para los griegos de la antiguedad, donde el poeta era la voz de los dioses, o un demiurgo ancestral; el padre Freud nos arrojó a otros nuevos mundos de interpretaciones. 
Lo soñé al poeta en un tren del siglo XIX, como en esos relatos policiales que se busca a alguien.
Cuando pasaba apurado por el pasillo del vagón, escuché una carcajada. Iba sentado, en medio  de mujeres- tal vez como en esas fotos donde estaba con sus hijas y Alejandra que me hizo llegar en su convalecencia.  Estaba brindando, feliz, tranquilo levantando una copa.

sábado, 18 de julio de 2020

Shepard en el recuerdo


Bob Dylan y Sam Shepard en la carretera – BigmaudPatti Smith, una leyenda plena de poesía, punk y feminismo | AGENCIAFE

Author Profile: Sam Shepard | A Noise WithinPatti Smith & Sam Shepard | Patti smith, Música ligera, Actrices
Había encontrado unas fotos donde para mi 'estado' de WP, subía imágenes de tal escritor, científico o rocker, en su juventud y su vejez. Una manera de mostrar como el tiempo pasa cuando no te das cuenta, porque estas trabajando y en proyectos nuevos.
Allí encontré fotos de Sam Shepard y de Patti Smith. El dramaturgo, músico, guionista, actor había fallecido el 27 de julio de 2017.
 
Uno de los mejores retratos lo realizó Patti Smith en el artículo 'My buddy'. Allí lo recordaba en sus últimos tiempos. Llamándola desde Bolivia- donde Shepard estaba filmando su última película-; desde los desiertos en el oeste norteamericano, donde detenía su auto para mirar el cielo nocturno de estrellas (muy descriptos en sus cuentos).
Ella estaba en Lucerna cuando se enteró de la muerte de su amigo y amante. Era una mañana que llovía.

Habían escrito una obra teatral juntos 'Cowboy mouth', que se representó un par de veces; la obra era un poco la historia de ellos, era el final de una pareja, donde cada uno volvería por su camino porque era vidas de soñadores que no podían seguir juntos.